El accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame cerebral, ocurre cuando se interrumpe o se reduce el flujo de oxígeno y nutrientes hacia el cerebro, provocando la obstrucción o ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.
Existen dos tipos de accidente cerebrovascular:
- ACV isquémico: ocurre cuando una arteria cerebral se bloquea, generalmente por un coágulo sanguíneo, lo que impide el paso de oxígeno y nutrientes al cerebro. Es el tipo más frecuente y representa aproximadamente el 80 % de los casos.
- ACV hemorrágico:considerado el más grave, se produce cuando un vaso sanguíneo se rompe dentro del cerebro, lo que ocasiona sangrado e intenso dolor de cabeza. Presenta una alta tasa de mortalidad debido a la severidad del cuadro clínico.
Ahora, entienda cómo las noches mal dormidas, la apnea del sueño y los hábitos inadecuados pueden comprometer la salud cerebral y favorecer el desarrollo de enfermedades cardiovasculares..
La relación entre la calidad del sueño y el riesgo de ACV
Estudios recientes demuestran que la duración y la calidad del sueño se relacionan directamente con la incidencia de accidentes cerebrovasculares, tanto isquémicos como hemorrágicos.
De acuerdo con el estudio Neuro Stroke, publicado por la revista Neurology, los períodos de sueño cortos, la mala calidad del descanso y las siestas no planificadas se asocian con un mayor riesgo de ACV.
Además, la Función Nacional del Sueño de los Estados Unidos de América señala que las personas que duermen menos de seis horas diarias presentan mayor propensión a desarrollar problemas cardiovasculares, entre ellos el ACV.
Un sueño de calidad no solo contribuye a prevenir el accidente cerebrovascular, sino que también actúa como un aliado clave en la recuperación post-ACV. Durante el sueño reparador, el cerebro consolida la memoria y las áreas afectadas logran, progresivamente, recuperar parte de su función.
La apnea obstructiva del sueño (SAOS) y su conexión con las enfermedades cardiovasculares
Diversas investigaciones indican que la apnea obstructiva del sueño (SAOS) constituye un factor de riesgo significativo. Este trastorno genera alteraciones cardiometabólicas, ya que durante los episodios de apnea disminuye la oxigenación cerebral.
La SAOS activa los mecanismos neuroinflamatorios y neuromoduladores, lo que puede provocar:
- Arritmias (como fibrilación auricular)
- Aumento de la presión arterial
- Insuficiencia cardíaca
- Accidente cerebrovascular
Además de los efectos cardiovasculares, la SAOS también afecta el metabolismo, el estado de ánimo y las funciones cognitivas. La fragmentación del sueño y la hipoxemia nocturna deterioran la atención, la memoria y el rendimiento diurno, lo que incrementa el riesgo de accidentes y reduce la productividad.
Observe algunos síntomas de alerta de SAOS:
- Despertares nocturnos frecuentes
- Ronquido intenso y alto
- Boca seca al despertar
- Somnolencia diurna
Despertar con la boca seca puede indicar respiración bucal durante la noche. Este hábito provoca microdespertares, interrumpe la continuidad del sueño, disminuye su calidad y genera somnolencia diurna excesiva.
Biologix: apoyo al diagnóstico y monitoreo del sueño
El Biologix Sleep Test® es una polisomnografía multimodal que analiza la calidad del sueño y detecta eventos de apnea y ronquidos mediante el micrófono del smartphone.
En adultos, especialmente en quienes presentan factores de riesgo cardiovascular, la evaluación del sueño es esencial. Trastornos como la apnea obstructiva, el insomnio o el ronquido intenso pueden relacionarse directamente con el incremento del riesgo de accidente cerebrovascular.
Una de las principales ventajas del examen es que permite al paciente dormir en su entorno habitual, preservando la naturalidad del sueño y garantizando registros precisos. Además, su diseño inalámbrico y libre de equipos hospitalarios reduce la incomodidad y asegura una medición confiable.
A partir de los datos obtenidos, Biologix Sleep Test® ofrece información detallada sobre la arquitectura del sueño, los niveles de oxigenación y la presencia de eventos respiratorios, brindando al profesional de la salud soporte para definir conductas terapéuticas precisas. Este enfoque permite diagnosticar apnea e insomnio y también monitorear la evolución del tratamiento y la respuesta clínica a lo largo del tiempo.
Toda esta practicidad facilita la detección temprana de trastornos del sueño, frecuentemente subdiagnosticados debido a limitaciones logísticas o al temor de los pacientes hacia los exámenes presenciales.