El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), también llamado apnea del sueño o apnea nocturna, es un trastorno que provoca pausas momentáneas en la respiración de al menos diez segundos durante la noche.
En algunos casos se presenta con respiración superficial, conocida como hipopnea.
Aunque no se relacione con la boca, quienes sufren apnea también deben acudir a una clínica odontológica..
Esta enfermedad crónica afecta a aproximadamente al 30% de la población adulta mundial. Sin embargo, entre un 85% y un 90% de los afectados nunca recibe diagnóstico ni tratamiento.
La apnea nocturna puede originarse por la relajación excesiva de los músculos de la garganta y de la lengua, por exceso de peso o por el aumento de tamaño de amígdalas y adenoides. Estos factores obstruyen la garganta e interrumpen el paso de aire hacia los pulmones.
Principales síntomas de la apnea del sueño
La apnea del sueño incluye una amplia variedad de síntomas. Algunos se relacionan con la mala calidad de descanso y suelen notarse al despertar:
- Sensación de sofoco
- Despertares con falta de aire
- Dolor en el pecho
- Confusión o desorientación
- Dolor de cabeza
- Boca seca
- Dolor de garganta
Otros síntomas aparecen durante el día a día o durante el sueño:
- Ronquido fuerte
- Somnolencia diurna.
- Alteraciones de personalidad
- Irritabilidad
- Dificultad de concentración
- Disfunción sexual
Para diagnosticar la enfermedad, se requiere un seguimiento mediante polisomnografía, un examen que registra la actividad del sueño con un dispositivo electrónico especializado.
¿Cómo la apnea del sueño puede afectar la salud bucal?
La apnea impacta de forma significativa la vida diaria y aumenta el riesgo de hipertensión arterial y otros trastornos. Además, un sueño superficial reduce el vigor y la energía necesarios para el día a día.
En lo que respecta a la salud bucal, los principales problemas surgen porque muchas personas con apnea del sueño duermen con la boca abierta. Por eso, resulta visitar al odontólogo para prevenir complicaciones.
Mantener la boca abierta durante el sueño disminuye el flujo de saliva y reseca los tejidos blandos de la cavidad bucal. Esta sequedad, crea un ambiente favorable para la proliferación de virus y bacterias en esas áreas.
Cuando las bacterias se instalan en las amígdalas, pueden provocar amigdalitis que, sin tratamiento, evoluciona hacia una periodontitis grave.
En esos casos, busque atención odontológica inmediata, incluso en un servicio de guardia 24 horas. Si se descuida, la infección puede expandirse a regiones cercanas y comprometer el hueso maxilar.
La periodontitis también aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y pulmonares, además de provocar la pérdida de piezas dentales en la zona afectada. Si esto ocurre, será necesario acudir a una clínica especializada en prótesis dentales..
La buena noticia es que puede prevenirse. Preste atención prioritaria a su salud bucal, sobre todo si padece de apnea del sueño.
Mantener una correcta higiene bucal requiere cepillarse los dientes al menos tres veces al día y usar hilo dental una vez al día, preferiblemente antes de dormir en el caso de que no quiera buscar un especialista en prótesis dental.
¿Cómo tratar la apnea del sueño?
Algunos cambios de hábito contribuyen a disminuir la apnea. Actitudes como evitar bebidas alcohólicas, tabaco y comidas pesadas antes de acostarse, dormir de costado y elevar la cabecera de la cama entre 15 y 20 centímetros puede traer resultados.
En determinados casos, los médicos pueden recomendar soluciones quirúrgicas, sobre todo cuando existen amígdalas o adenoides grandes. Sin embargo, no todos los pacientes responden a esta opción.
Otra alternativa consiste en utilizar aparatos intraorales que mantienen despejadas las vías respiratorias durante el sueño. Si la dentadura lo permite, los aparatos de avance mandibular resultas eficaces.
Cuando no existe una dentadura completa que permita el encaje correcto, se pueden emplear dispositivos retenedores de lengua que cumplen la misma función.
La apnea es una enfermedad que afecta múltiples aspectos de la vida, por lo que resulta esencial iniciar un tratamiento.
Incluso cuando el paciente necesita aparatos, se recomienda modificar hábitos, ya que las crisis tienden a reducirse con el tiempo, lo que en algunos casos permite suspender el uso de los dispositivos.
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